¿Por qué sanamos?
Primera carta, primeras palabras que escribo dirigidas a casi cien personas que decidieron ceder su correo en un enlace para recibir(me)
Gracias por recibirme, gracias por leerme y por abrirme tu corazón, si estas leyendo esto estoy seguro que lo haces con la intención de “encontrar” algo. Alguna palabra, algun pensamiento o sentimiento que contribuya a tu expansión, y si hoy puedo ser eso para ti, que así sea.
Pero déjame decirte que en mi, o en mis letras no encontraras nada que no este en ti, no encontraras aquello que puedes sentir “te falta”, porque tu ya eres completo, yo solo puedo ser un espejo.
Me gusta pensar que estas cartas son y serán un medio para recordar (del latín récordis que significa “volver al corazón).
Tengo 20 años de mi vida acompañándome de la escritura, y he encontrado que por encima de todo, la escritura me ha hecho recordar, recordar que soy, recordar que quiero, que siento, quien era antes de que el mundo me dijera quién debía ser. Y ha sido lo más sanador de mi vida. Recordar es sanar y sanar es recordar. Me da la impresión que cada vez que sano un poco más, recupero un fragmento de mí, de mi esencia, de mi verdad, de ese niño que un día fui.
Y sanar, esta palabra que escuchamos tanto, que ha salido de mi boca y de mi mano tantas veces que seria imposible contarlas. Pero…
¿Qué es sanar? ¿Por qué sanamos?
En el mundo hay tantas verdades como seres humanos, yo te comparto la mía no para que me creas o te unas, sino para que crees la tuya, una que sientas te suma.
He escuchado a muchos maestros y sabios en mi vida, que me hablaron de “limpiar”, “corregir”, “arreglar” algo dentro de mi. ¿Que es eso que tenia que arreglar? Nadie me lo contestaba.
Pase años buscando, en los rincones más profundos de mi mente, en las emociones más desagradables, en los recuerdos más enterrados, en paginas de libros, en voces de maestros que afirmaban tener la respuesta.
En viajes a distintos destinos con la esperanza de encontrar.
Encontrar “eso” que tenia que arreglar y que por consecuencia arreglaría mi vida. Si encontré muchos rincones dentro de mi que daban miedo, que eran pestilentes o que dolían tan solo verles. Rincones que lloraban, que gritaban o que corrían.
¡EUREKA! Pensé. Esto es.
Y dedique mucho tiempo a intentar cambiarlos, a intentar arreglarlos, a hacerlos lo que yo creía debían ser. A que estuvieran alinéados a mi ideal de alguien “espiritual”. Trate de ser correcto, adecuado e iluminado según me habían enseñado. Medite por horas, cambie mis meriendas, me enfoque en lo “bueno” de la vida pero… nada cambiaba, pues una parte en lo profundo de mi seguir susurrando que aun no me amaba.
Dios... lo que más quería en la vida era amarme. ¿Pero como se hace?
Por aquellos dias, totalmente cansado de mi búsqueda le pedí a Los Ángeles que me respondieran, que era eso que no lograba arreglar. Ellos, en la brisa del viento murmuraban “recordar”
¿Recordar que? ¿Que se supone que olvide?
Incrédulo pero agotado, me deje guiar a una mejor respuesta. Y poco a poco, paso a paso, dia a dia, entendimiento a entendimiento, letra a letra, empece a recordar.
He aqui lo que he recordado:
Recorde que somos seres espirituales e infinitos viviendo una experiencia humana y que Dios no se encuentra, se recuerda.
Empece a recordar al niño que fui, empece a recordar lo que soñaba y lo que sabia, antes de que el mundo me dijera quien soy y que no sabía nada del hoy.
Empece a recordar que soy un ser creativo /
sin límites, y que puedo crear sin directrices.
Empece a recordar que soy un ser libre, y que los barrotes eran todos mentales.
Empece a recordar que yo ya soy alguien, aunque nos quieran hacer crecer que hasta que logres lo contrario, eres nadie.
Y cada vez que recordaba (y aun lo hago) sentía algo en el pecho. Si cerraba mis ojos veía un rompecabezas, y piezas volando que tomaban su sitio en mi interior, como si hubiera dejado de pelear y simplemente todo tomara lugar.
Y con el tiempo renuncie, renuncie a estar buscando lo erróneo de mí, lo erróneo en mi vivir. Si somos la vida en el interior, ¿porque estaría buscando siempre el error?
Renuncie a buscar mi “mejor” versión, porque lo mejor y lo peor son juicios y jaulas. Simplemente hice un pacto conmigo de recordar quien soy, quien quiero ser y crearlo. Crearlo con amor, con creatividad y libertad.
Me di cuenta que no se trataba de dejar de ser “peor” y comenzar a ser “mejor”.
Toda esta sanción constituía el acto de ser. Ser yo, ser real, ser mi verdad, ser mi libertad.
Porque la verdad, siempre nos hará libres.
¿Seguiremos buscando lo erróneo en nosotros? ¿El problema a resolver? ¿O el único problema es qué seguimos pensando en un problema a ver?
Quizá porque eso aprendimos, y nos gusta porque nos mantiene ocupados, o nos mantiene distraídos, distraídos de nosotros mismos.
Si vives en búsqueda de encontrar(te) y arreglar(te) ¿cuando tienes tiempo de crear(te) y amar(te)?
Eres completo, siempre lo has sido.
Love, Abner.