Hola. Han pasado unas semanas desde la ultima carta, pero jamás me olvido de ti. Mucho de lo que he aprendido estos últimos meses es que puedo ser muchos y hacer mucho. Creo que en el mundo se glorifica ser algo específico, hacer algo específico y nunca moverte. Una muerte anunciada si me preguntas a mi.
No estamos hechos para caber en un titulo, una bio de Instagram o en un solo estilo de vida. O quizá hablo solo por mi, que cambiar y moverme por dentro y por fuera ha sido mi compás de vida. La impermanencia es un concepto que en realidad amo. Se que a muchos les da ansiedad, pero a mi me pasa al revés: me da ansiedad la permanecía. Pensar que todo sea igual siempre.
En fin
Este capítulo de mi vida le he nombrado “Valentía”, por muchas razones que pretendo explicar en esta carta. Todo inicio cuando el otro día me preguntaba cual ha sido el hilo conductor en mi vida. Y sin darle muchas vueltas, la respuesta fue: valentía. El común denominador ha sido ese. El color y tinte que siempre ha estado. La música de fondo. No siempre porque yo quisiera o fuera mi elección predilecta, muchas veces porque no había de otra.
Era ser valiente o no ser de plano. Era ser valiente o morir asfixiado. Por quien se supone debía ser, por quien me daba miedo ser, por el peso de sueños no cumplidos y mi potencial desperdiciado.
Muchos años viví asfixiado. Nadie puede no respirar por tanto tiempo. Y el aire fue la valentía, porque ese aire tenia un costo. Decepcionar, retar, saltar, volar, desafiar, soltar, agregar, cambiar. Una lista muy grande como verás.
Creo que la primera vez que me sentí valiente en la vida fue cuando acepte ser gay. No que fuera un gran secreto, pero no es lo mismo los murmullos que tu decir algo en voz alta.
La segunda fue cuando me fui de casa a los 18: metí mi vida en una maleta (no era una vida muy grande) desafié a todos, incluso al yo que me decía “estas por arruinar tu vida”, y me fui sin haber acabado la escuela, a iniciar un negocio y a crear un camino que nadie a mi alrededor entendía. Todo el mundo me miraba con ojos preocupados, o con ojos de lastima. “Un chico solo por el mundo”, “pobrecillo”. Me hice ALERGICO a la lastima. Porque yo no me sentía mal conmigo mismo. Me sentía valiente. Me sentía dueño de mi vida por primera vez desde que recuerde. “no me mires así, que acabo de hacer algo muy valiente” conteste muchas veces.
Y de ahí le siguieron muchas valentías. La de empezar a grabarme y poner mi cara en redes sociales. La de dar mi primer taller. La de aprender a cobrar (esa me salió muy cara no tenerla), la de rentar mi propia casa y pagarla, la de tomar aviones solo por primera vez y volverme todo un adulto funcional. Pero esa clase de valentía muchos la conocen y la aplauden pues es muy para afuera y muy vistosa.
Pero con ella vino una valentía muy distinta de la cual nadie me hablo. Yo conocía la valentía de saltar al vacío y ser fuerte y resistente. Pero no conocía la valentía de ir hacia adentro. Eso fue todo un descubrimiento para mi.
La valentía de alumbrar mi historia y hacerme consciente de "QUÉ COÑO ME PASO?”
Nota: como terapeuta me di cuenta que la mayoría de personas ni siquiera saben que les ha pasado.
La valentía de hacerme preguntas difíciles y vivir la respuesta. La valentía de mirar que si soy yo y que no y la valentía de deshacerme de lo que no. La valentía de entrar de lleno a tu historia y sanarla y la valentía para no identificarte demasiado con ella y seguir adelante. La de perdonar, la de parar, la de abrir el corazón, la de dejarte querer, la de decir que no o que si, la de romper un patrón o crear uno nuevo.
La valentía tiene tantas caras y expresiones.
Estas ultimas dos semanas he conocido nuevas caras de la valentía. Una muy particular: la de apropiarte de una nueva identidad.
Se dice fácil soñar y manifestar — y yo que soy el man que da curso de eso— pero, viene otra cosa con eso que es apropiarte de ese sueño, creértela y llenar los zapatos. Es fácil soñar con un negocio exitoso, pero requiere valentía creértela, adueñarte de esa identidad y ser y hacer lo que se requiere de ti para llenarle los zapatos a esa versión de ti.
Es fácil soñar con enamorarse, pero requiere valentía para abrir el corazón, amar y dejarte amar, escuchar y hablar y hacer todo para hacerlo funcionar.
Y es de valientes soñar en grande. La mayoría de personas encogen sus sueños para que no intimiden tanto. Poco son los que eligen ellos agrandarse para alcanzarles a los sueños.
Y es estupidamente fácil sentirte intimidado por el espacio tan grade que se requiere que abarques para manifestar un sueño. Y es momento de que hablemos de eso. En verdad, no basta con poner una frase en insta de “estoy listo a brillar✨” te lo digo de una: da miedo. Pero si eres capaz de aventarte de todos modos: eres valiente.
Es facil el blablabla, pero es dificil el accionar. Es fácil soñar con el negocio digital exitoso múltiples 7 cifras Forbes under 30, pero no es fácil poner tu cara diario afuera, hacerte tu pagina web que diga “experto en (inserta acá tu área)”, el hablar con voz firme sin tambalear tus ideas por lo que hacen los demás, ponerte el jodido blazer y hacerte una sesión de fotos muy top que diga ESTE SOY YO Y AQUI VOY
ok, me proyecte en este ejemplo, pero creo me di a entender.
Repito: es fácil soñar. No es tan facil apropiarte de una identidad mas elevada y llenarle los zapatos. Al menos eso ha sido mi caso estas ultimas semanas: me invitaron a un podcast y me impresiono ver a las personas… nerviosas? como si estuvieran hablando con yo no se quien. Una amiga me dijo: “quizá no has notado que para muchos eres un referente y una inspiración y los pone nerviosos lo que haz logrado”
En la semana invite a alguien que yo admiro a mi propio podcast. Yo estaba nervioso, lo confieso. Me imaginaba la respuesta de las personas como WOW NO PUEDO CREER QUE GRABASTE CON ESTA PERSONA.
Golpe de realidad: nada. Silencio. Un capitulo de mi mismo tiene más movimiento x10 que este. Yo no entendía que paso… esta amiga sabia me dijo “asi como para ti esta persona es LA MAN, tu eres EL MAN para muchos, tu eres ABNER”
Ahí me cayo el cubetazo de gua fría: yo no me veía como wow. Aún. Aún seguía sintiéndome como el chico de 18 que inicio un negocio en un iPad y usaba una cuenta de banco de su mamá en lo que sacaba su INE (dato real).
Con esto ha venido otro tipo de valentía: la de apropiarme del lugar que construí para mi. Como si estos años hubiera construido una gran casa para mi y yo negado a salir del mismo cuarto. Estaba tan acostumbrado a ese cuarto que se me olvido lo que construí. O me intimidaba. O las dos. Igual ya salí.
hice re-branding de mi empresa, quería quitar la imagen que le daba de “holaesteesmiproyectito” a decir “BIENVENIDO A MI EMPRESA”, me compre un blazer y haré fotos nuevas — en mi mente ya ponerte un blazer siendo emprendedor es porque ya vas en serio— y en general estoy haciendo muchos cambios y tirando dominos que se que mi versión del futuro me agradecerá.
Tengo varias metas fijas de aquí a un año y aquí estoy: siendo valiente para sostenerlas, no achicarlas sino yo agrandarme y hacer lo que requiero hacer así hoy no vea el resultado. Mucho del éxito es confiar en lo que de inicio no ves. Porque confías en lo que haces y tus esfuerzos. Y confiar en ti es de valientes.
Por eso esta carta y este capitulo de mi vida se llama valentía, porque estoy viviendo una nueva valentía: la de apropiarme de mis sueños. No solo soñarlos, no solo seguirlos, muchos de estos ya están aquí, pero ahora viene la parte donde los hago míos si es que eso hace sentido.
¿Cómo puedo ser valiente esta semana? sería una gran pregunta para que contestes en papel.
Xo
Abner
Hermoso abner!! Gracias por compartir y tu episodio con Dani correa increíble 🔥💃🏻🇪🇸 A ser valientes 🧲💥