Una vida rápida.
La paciencia, una desconocida hasta ahora en mi vida. Y waffles aunque sea más de medio día.
Queridx lector,
Que gusto me da cuando recibes esta carta digital. Me encantaría poder mandar cartas por correo, hablo de sobre y papel, algo palpable. Pero el mundo moderno ahora es digital, y aunque prefiero papel y pluma, que sepas que mis cartas son puras y reales.
Me gusta imaginar dónde y cómo estás cuando recibas esto. ¿Como te sientes?, ¿donde estás?, ¿estás tomando un café helado? Espero sea asi. ¿Estás feliz?, ¿estás triste?, ¿ilusionado?, ¿quieres escribir sobre eso?
Y me gusta imaginar cómo te sientes al terminar de leerme. Rezo que sea un poco más feliz, un poco más creativo, un poco más motivado, un poco más inspirado.
Aunque sea un poco.
Yo estoy terminando de comer waffles como todo un adulto, aunque sea más de medio día, sin gluten porque algo malo me pasaría. Is this, crecer?
Esta semana — que aún no acaba— ha sido de lo más pesada. No quiero decir que ha sido mala, pero si cansada. Inicie emocionado la semana, decidí que haría hibernación creativa. Voy terminando de dar curso y clases, por lo que tenia todo el tiempo libre, y elegi dedicarlo a un proyecto que quiero ver florecer a futuro. Un libro. Y no, no es un libro de espiritualidad o superación personal como la mayoría cree que yo escribiria. Es una historia, con tintes de mi propia historia.
En fin, decidí dedicarle esta semana, a escribir sin detenerme, quería ver hasta donde podía inspirarme, y que tan rápido podía avanzarle. Me emocionaba la idea de apostarle, a algo que ahora no me da dinero, pero pronto ganarle. Porque a lo que apostamos y cultivamos, siempre regresa y somos remunerados.
Pero esta semana mi cuerpo y mente tenían otros planes nada estables. Un día motivado y lleno de energía, otro cansado y dormido hasta el medio día. Otro llorando sin aparente razón y con todo el corazón.
Esta semana tuve que voltear hacia atrás, tuve que recordar un poco, y abrazarme mucho. Y suena lindo, pero fue exasperante. ¿Por que Justo esta semana?, ¿cuando más rápido quería ir?, ¿cuando más cosas quería cumplir?
Empecé a sentir una frustración inmensa. Y como siempre, escribir, mi mejor aliada. Me sente a escribir, porque es una forma de fluir en mi sentir. Y de con suerte, darle forma en el papel. Mientras más escribía más incomodidad sentía, y quería pararme y botar la hoja, pero si algo he aprendido de escribir, es que no puedes mentir. Puedes no escribir eso que te incomoda, puedes pretender que no esta, pero la sensación se queda. Y pesa. Y sabes que lo tienes que poner en el papel, o de otro modo seguirá jodiendo. Decidí darle a eso, y para mi sorpresa, encontré mucho enojo. Enojos viejos y otros más nuevos, pero todos con una característica. El enojo de sentir que no estás avanzando como quisieras, que aunque le estás dando y dando, no parece funcionar el acto. Y el estrés en mi cuerpo de querer crear con prisa.
Termine por garabatear el enojo. Y luego se convirtió en llanto, que si me preguntas a mi, el enojo es tristeza disfrazada, y a la tristeza le gusta salir en lágrimas, y he aprendido que es mejor dejarlas salir, a querer ser fuerte y tragarte el sentir.
Tuve que parar un poco en ese memento, en lo cual soy poco experto. Juro que si alguien da clases de cómo descansar, sería el primero en estar. Ese día quise tomar una siesta y me fue imposible, mi mente no paraba, no se detenía, mil ideas llegaban a mi cabeza, y no tenía energía para realizar ninguna.
¿Que te pasa?, ¿por que no sabes parar? ¿Por que quieres correr?, ¿por que la prisa por ya ver? Me dije a mi mismo.
Y empecé a recordar cómo en verdad, no he sabido parar. Mi vida ha sido muy rápida, he vivido muchas vidas en una sola, y todas fugaces y veloces. Cuando ya estaba acomodado en una, se acababa. Todo cambiaba. Cuando ya era alguien, de pronto ya era alguien más. Cuando estaba con alguien, de pronto ya no estaba con nadie.
Cancún, Queretaro, Cancún, Queretaro, Cancún, Queretaro, CDMX, Madrid, Mexico. Fotógrafo casual, realizador de tareas de inglés y literatura, mesero, barista, mesero, barista, guía de meditación, canalizador de ángeles, cursos, talleres, escritor.
De alguna manera siempre parecía que nunca sabía a donde iba, y en parte era verdad. No sabía que quería hacer, pero si como quería ser. Y siempre busqué la mayor cantidad de atajos posibles.
Cada 2x3 veía el mundo con otros ojos, o yo cambiaba de gustos. Y siempre me asusto en partes, que todos parecían ir a otra velocidad, a otro compas, y el mío parecía no ser igual.
Aunque cortos pero memorables han sido todos mis capítulos, siempre viviéndolos al máximo, siendo quien era en ese instante, empapándome de lo que la vida me ofrecía. Desde fiestas intensas, a cafés y crepas, a noches de humo y luego mañanas de meditación y silencio.
Nunca he sabido ser de otro modo, cambiar siempre ha sido mi camino. Ir rápido ha sido mi ruta y destino.
Pero desde hace un año, me ha tocado ver la paciencia a la cara. Una palabra que si, me desespera. Pero no puedo ignorarla. El enojo y la frustración no me dejaron.
Porque hoy estoy parado en donde mucho tiempo quise estar, y a eso estoy acostumbrado. A pedir y recibir, a lanzarme y aterrizar, a tener y luego cambiarlo.Pero lo que hoy ya tengo y lo que he estado pidiendo a Dios, no es algo que quiera ya olvidar o cambiar. Cómo en otros momentos hacia. Mi trabajo, mis amigos, mis alumnos, mis escritos.
Quiero que crezcan, que florezcan, que se fortalezcan.
Y hay cosas que aún no están en mi realidad pero se que lo harán, y ver que se han tardado me ha frustrado. ¿Por de bajar velocidad?, ¿si correr siempre ha sido mi identidad?
Y es que ya tengo un par de meses más estable que de costumbre, en la misma ciudad, con la misma gente (qué amo intensamente), y eso es novedad para mi mente. ¿Por que no te has mudado? Me pregunto mi hermano. Claro, extrañado de verme ya por tiempo tan prologando.
Ese comentario me movió, pues yo solito decidí quedarme por aquí. Con intenciones claras, muchas de ellas ya logradas. Y empecé a sentirme más frustrado, por un momento pensé que me estaba autosaboteando.
Esa noche escribí más al respecto, pues ya tiene un año que volví a este estado, y me dio miedo pensar que estaba estancado.
spoiler, estaba equivocado.
Hice una lista de todo lo que hice desde que volví, algo que muchos me dijeron que era “retroceder” y yo comenzaba a creer. Quizá tenian razón, quizá la voz de mi cabeza tenía razón, y la solución era ponerme a correr. Empacar maletas.
Pero no. Fue regresar, pero no retrocedí. Mi lista lo decía, de todo lo que había sucedido y no había ni visto. Es verdad,No me fui a la izquierda o a la derecha, al norte al sur, fui muy hacia adentro, y eso ha sido un gran impulso. Este tiempo, fui muy hacia adentro, que me dio impulso para en su momento, ir hacia adelante sin miedo.
Regrese sin retroceder, pause sin detenerme, avance miles de millas sin moverme.
Después de todo, ir un poco más “lento” no había sido una pérdida de tiempo.
Y me di cuenta de algo: No quiero apresurar algo que que quiero ver durar.
¿Será qué hay un punto medio? ¿Será que puedo cambiar, andar rápido mientras espero?, ¿será que puedo evolucionar sin apresurar?, ¿sin correr?, ¿sin forzar?
Me he acostumbrado a llegar rápido, a tener todo rápido, y así, cambiarlo rápido. Tengo que confesar que en verdad, soy muy bueno para manifestar. Lo pido y llega, pero últimamente no ha sido así. Me ha tocado esperar, y en ese esperar, confiar. Confiar que lo que hago, está abriendo puertas y posibilidades. Solo que aún no las veo como realidades.
Y en lo que espero, disfrutar lo que tengo. Suena obvio, pero eso para mi es nuevo. Cuando te has acostumbrado a correr, a pedir y luego dejarle ir, estar tanto tiempo con lo mismo se siente casi como peligro.
Pero hoy tengo y pido cosas y personas que quiero duraderas, en primera y en invierno quiero que se queden, y para ello, quizá me toca ser más paciente.
Planeo mudarme a NY un tiempo, y terminar de escribir mi libro. Y hasta hace una semana, pensaba que tanto tiempo en casa había sido una batalla no ganada. Vida perdida. Tiempo que no volvería. Que ya debería estar allá.
Pero me doy cuenta que sin este tiempo quieto, no tendría tantas cosas que hoy me sostienen, no sería una versión de mi tan fuerte, no habría sanado tanto que ya puedo viajar liviano.
Aún no soy experto en ser paciente, pero prometo practicar más veces. Tampoco déjare de ir rápido, de cambiar tanto, es como es mi formato. Pero, me prometo disfrutar, embriagarme de lo que amo y confiar en lo que espero. Después de todo, es un universo infinito, confiemos en lo que aún permanece oculto.
¿Y tu? ¿Como te fue esta semana?, ¿que vas a disfrutar en presencia?, ¿y que esperas con paciencia?
Cuéntame y juntos nos acompañamos en confiar.
Love, Abner