¿Surfeas la ola o regresas a la orilla?
Cuando en medio de la expansión, llega la incomodidad y nos toca elegir si aventarnos o regresar.
Viernes, oh dulce viernes, sentía que esta semana no llegarías. Me preguntaba si tendría que correr para alcanzarte, pues no veía la hora de saborearte.
Viernes de mandarte carta, ¿cómo estás?, ¿cómo te fue esta semana?, ¿estás tomándote algo rico? espero sea café frio, y me invites para reír juntos. Porque a esta semana le hace falta unas risas.
Hice un dibujo como descripción gráfica de la semana.
Esta semana la palabra que reina es “incomodidad”, creo que hace mucho, mucho tiempo no me sentía así de incómodo. Incomodo de sentir cómo dentro de mí todo comienza a cambiar, y sentir que no tengo voz ni voto para participar. Solo me toca sentarme a observar cómo todo lo que de algún modo yo ya sabía como inestable, termino por deshacerse. No podría decir que se rompió, se siente más como arena entre los dedos, como cuando de niño hiciste un castillo de arena (o algo que medio se le parecía en mi caso) y de pronto la marea subía y sin aviso lo deshacía.
La carta pasada te conté de las micro-valentías, de estos pequeños saltos que valen mucho. Mentiría si te dijera que no sabía en lo que me metía, sabía que de una en una se acumularían y cuando menos lo esperará, todo lo cambiarían. Y mentiría si dijera que no lo hice intencionalmente… lo hice con dirección, con intención y con decisión. Porque ya me conoces, soy un poco fan del cambio repentino, de romper lo repetitivo cuando se vuelve aburrido. Tuve una conversación importante a inesperada con alguien, donde abrí el corazón, para liberarnos a los dos. Al menos a mí y a la imagen que el trataba de sostener, porque nadie tiene la obligación de caber en nuestro concepto de quién es, y nosotros en el de nadie.
Me gusta amar lo mejor que pueda, y creo que lo mejor de amar es la libertad. Libertad de ser en mis vínculos, y de dejar a mis vínculos ser conmigo. Y dejar de ser cuando así se sienta qué. Y amarme a mí así, con la libertad de ser todo lo que soy, aunque me hayan enseñado a cortar partes, y libre de cambiar cuando se sienta ligero, porque vaya mierda eso de ser nuestro propio pricionero. También fui valiente cuando el miércoles alguien del pasado toco la puerta, y le deje en claro que no tengo ganas de cruzar caminos esta semana. Y esta vida.
Otra valentía es que me he sentado cada día a trabajar en mi libro (spoiler!!!!!) sueño cuando lo tengas en tus manos, que me un poco de miedo, que leas cosas que solo conoce el papel, pero de eso se trata ser valiente. Sentarte a escribir mientras abres puertas internas no es tan sencillo como parece, pero me siento bien de estarlo haciendo.
Y entre tanta valentía y cambio, antier si tuve un ligero colapso. 😂
No de una mala manera supongo, pero si de esas donde cuestionas hasta el ultimo centímetro de tu mundo y te da tanta ansiedad que te da por creer en el destino. En que hay algo más grande, en que algo viene, y que todo lo que se esta cayendo le esta haciendo espacio a algo hermoso. Mientras tu te encuentras en medio del remolino, cruzando los dedos porque si haya un tipo de destino. Porque estas cambiando tanto, que por un segundo pierdes sentido de rumbo.
Me gusta pensar el destino como la historia más bonita que mi alma pueda contar cuando muera, cuando este sentado en las nubes con mi gente y compartamos anécdotas de haber estado en un cuerpo humano. De algún modo, quizá, el destino es el sueño que mi alma tuvo antes de venir, fue lo que me impulso a elegir vivir, y tus sueños más grandes son el recuerdo de ese anhelo. Y tanto cambio es mi alma caminando para allá.
No colapse taaaaan mal, solo estaba bañandome mientras cantaba una canción de kalimba con Paty Cantú a todo pulmón… Me encantaría estar inventando esto. 🤡 No colapso for aferrado, la verdad soy muy desapegado. No sé si sea una virtud, pero en momentos como estos viene como anillo al dedo. Gente se va, gente llega, cambian los planes y sueños nuevos que descubres. Pero qué incómodo llega a ser cuando llega la ola, y que uno mismo la ha pedido, pero quizá no estabas tan listo. Y nunca lo estaremos del todo, al final es parte de la magia de vivir, aventarte aún cuando sientes que te falta. Pero he descubierto que eso que sentimos que nos falta, es distracción mental, y que si algo falta, lo encontramos cuando te avientes a nadar. La experiencia, la valentía, la seguridad, eso se adquiere en plena vulnerabilidad.
Yo sé que ola he pedido, yo sé que pedí que trajera conmigo y que se llevara consigo. Y la ola esta llegando, empieza a asomarse, y me toca elegir si subirme. Es eso o regresar a la orilla. Porque ya estoy dentro del mar, con la tabla en mano y es tiempo de decidir si surfear o regresar. Eso sucede en los tiempos de cambios y expansión, el mar deja de estar tan tranquilo, y solo quedan dos opciones: salirte o subirte.
Y cada ola es más grande y fuerte que la anterior, pero también yo. Y sé qué subirme me llevara a otra playa, a otro mar, pero estoy bien con eso, no pienso regresar. No regreses, ya has empezado, has sanado, has trabajado, has pulido esa tabla, has surfeado mareas bajas, confía en que es ahora. A quien se este mudando, este renunciando, este terminando, este cerrando, se este por aventar sin saber a dónde va a aterrizar, porque siente en el fondo que es para mejor, que no te paralice el terror o el pensamiento de que es un error. Porque tu sabes que no así, porque te estas eligiendo a ti. Y a la vida que quieres vivir. Y nos toca surfear olas mas grandes no porque las pequeñas sean malas, pero ya no encienden el alma.
No te regreses a la arena cuando la ola esta perfecta, y perfecta no quiere decir menos grande o intimídante, pero sí que si te subes, que tendrás un viaje alucinante.
Y en medio de este mar, esta semana te cuento que volví a rezar. Porque siempre viene bien ese contacto con Dios, lo que para ti sea eso. Para mí es una voz familiar, es un abrazo a mi parte humana, un viejo amigo que no se cansa de mis tonteras. jiji. Nunca he sido religioso, no me sé las oraciones o rezos al pie de la letra. Nunca las creí necesarias. Para mi basta con poner mi cabeza en la almohada antes de dormir y abrir mi alma a aquel que la creo. Porque aunque conozco, practico y enseño muchas herramientas de manifestación, sanación y tal, a veces mi mejor herramienta es dejarme llevar y confiar. Hablar con la divinidad y contarle mi verdad, miedos y sueños, errores y aciertos, respuestas y preguntas. Siempre que hablo con Dios mi mayor recordatorio es confiar. Volver a esa fe que tenía cuando era niño. Cuando creía en lo imposible, y sabía que cada uno de mis sueños eran posibles. Y estoy practicando regresar a ello.
Si te soy sincero, a veces me imagino a Dios como Olivia Spencer, la actriz que lo interpreto en “la cabaña” ¿has visto esa película?, es increíble. Vela y me cuentas. Le pedí que me diera la claridad de tomas las mejores elecciones y la valentía para atravesar las puertas que esas elecciones abran. Que me acompañe de la mano a surfea las ola que yo mismo pedí, y sí se puede, a abrirla y yo pasar como un pro por la mitad.
Estoy por subirme a la ola, espero lo hagas tu tambien, y si te da mucho miedo, lo hagas a pesar de. Y si no lo haces, esta bien, no te juzgues. Porque sigues siendo tú, te atrevas a lo que te atrevas, tu valor no cambia. Pero para bien o para mal, en esta vida solo vivimos lo que nos atrevemos a vivir. Qué obvio, y qué profundo.
Por lo mientras, al rato iré a tomar café y quizá un coctel. Ya te contaré. Te mando un abrazo, y deseos de que surfees tu ola, sea la que sea en este momento de tu vida. Y un día, nos sentemos con un café y me cuentes como lo hiciste, y las historias que viviste.
Love, Abner.
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Nos leemos pronto.
Hola Abner, desde que te conocí has sido una persona que me Inspira a sacar lo mejor de mí pero justo ahora estoy en ese proceso en que escribes en esta carta. Acabo de dejar mi trabajo de maestra quebrwqlice por 13 años y se que fue lo mejor para mi salud mental y emocional .
Aún así ahora que ya estoy en el mar como tú dices y ya casi arriba de la ola, me llega esta incertidumbre de seguir con mis planes de ser terapeuta y numerologa o regresar a la seguridad de un trabajo fijo en una escuela, de hecho ya conseguí dos vacantes en diferentes escuelas, pero a veces me siento pérdida, con la duda de que mis elecciones sean lo mejor para mi alma.
Me alienta mucho el saber que no soy la única que siente esto.
Muchas gracias por compartir. Bendiciones. :D