Hola, he extrañado escribirte. Mucho. No sé cuando fue la ultima carta que escribí, seguro no fue hace mucho pero así se siente, no sé si por el tiempo en sí o por lo que ha pasado en este tiempo. Qué ha pasado mucho. A veces lo que no sucede en meses pasa en una semana, y a veces de un día para otro estas en otra vida.
El fin me fui a cdmx con una amiga, visite el bosque de Chapultepec, corrí bajo la lluvia mientras reía y de noche fui a bailar hasta que ya no podía.
Estoy sentado en el café de siempre, tiene poco que vengo aquí, pero ya se volvió parte de mí. Me pedí un café caliente, algo extraño. Pero sentí que lo requería. Me da la impresion de que el café helado es para cuando quiero energía extra y brincar por doquier, el caliente es cuando quiero calma y brincar adentro. Estoy sentado en Septiembre, y para mí, inicia otra vida casi.
Tuve un friendship breakup muy doloroso, siempre he pensado que los amigos duelen más que las parejas, no se porque, pero asi lo siento. Quizás porque en pareja — al menos yo— siempre he sabido que no es eterno, soy muy joven como para pensar en un para siempre. Con los amigos no, siempre pienso que será para siempre. Una parte de mí así lo creía.
Es una sensación incomoda, de pronto pasas días sin hablar con la persona con la que llevas hablando tres años todo el tiempo, y la extrañas, y piensas en que ambos han cometido errores, y que hay forma de remediarlo, pero una parte de ti sabe que se acabo esa fase. Que los dos cambiaron. Que la vida cambio. Que así tenía que ser. Qué es lo mejor para los dos. Y le deseas lo mejor.
Y de pronto la parte de ti que salía a la vida con esa persona deja de existir, y quedas con un espacio, y yo me pregunto, ¿con que quiero llenar esto?, ¿o será que la vida ya tiene algo asignado?
Eso y otras cosas hicieron de Agosto todo menos divertido. Un mal trago. Pero decidí pensar distinto, mi abuelita me decía que tengo cerebro de artista. No sé bien a qué se refiera, pero me gusta creer que un artista es aquel que crea. Que juega. Que siente. Que puede tomar algo interno y crear algo externo con eso. Que de lo doloroso crea medicina para si mismo y para otros. Decidí hacer eso.
Pensé en esas personas que hacen arte con lodo, o con materiales que parecen todo menos aptos para el arte. Decidí tomar este mal trago y de alguna forma volverlo un buen recuerdo. No puedo hacer que no sea amargo, es lo que es. No puedo quitar lo que duele, ni pretendo hacerlo. Hace mucho que renuncie a la necesidad de que todo sea subidas, de que todo sea perfecto e indoloro. Porque he aprendido que el sentimiento tiene regalo. Y todos los sentimientos me recuerdan algo importante: que soy humano.
Pero algo en mi sitio que la vida estaba jugando conmigo, como si me invitara a bailar a un nuevo compas. No entiendo bien su juego, pero decidí jugarlo. O juegas con la vida o la vida te juega. Elijo lo primero.
Así que a eso me he dedicado la ultima semana, a jugar juegos con la vida. Así como ella juega sus juegos, yo también los míos. He estado jugando a asumir el mejor escenario en todo. Solo por diversión. Desde que me despierto hasta que duermo. A asumir y dar por hecho el mejor outcome. Dejar de usar la pregunta “¿qué es lo peor que puede pasar?” cómo incentivo para hacer algo y mejor preguntarme lo contrario.
Y si de asumir lo mejor se trata, aplica lo mismo en el trago amargo. Amargo es, pero nadie dice que con un amargo fin también. Elijo asumir que es con un dulce fin, porque puedo hacerlo.
También he estado jugando a algo llamado “living in the end”, un concepto de manifestación — recordemos que me decido a dar talleres de esto y soy algo así como un experto— El juego se trata de vivir al final, como sí lo que deseas ya estuviera hecho. No estas a media cerrera, ya estas en la meta. Entonces tu trabajo ya no es usar tu mente para pensar cómo y cuando, tu trabajo es agradecer y disfrutar y vivir como si ya estuvieras ahí. Yo lo hago todo el tiempo y por eso manifiesto tanto. Inténtalo.
Desde mi ropa en la mañana hasta mi forma de dormir, estoy jugando a ser una versión de mí y me encanta. La magia de recordar que a cada momento, podemos elegir quién queremos ser y cómo queremos vivir.
Y los juegos los estoy ganando. Estoy jugándome a la vida. O quizá eso era lo que ella quería desde el inicio. Nunca lo sabré.
Me invitaron a guiar una meditación a una membresía hermosa y enorme, I´m feeling famous jajaj, entre otros deals de trabajo. Además de ya estar programando mi viaje a NYC y manifestar boletos para mi banda favorita en Brooklyn!
Así que sí, puedo decir que Agosto fue un madrazo, pero con regalo bajo el brazo. Me movieron todo el juego para que yo juegue otros juegos. Y lo agradezco también. Con esta carta quiero invitarte y recordarte que la vida es un juego, a veces complejo, pero siempre podemos jugarlo de mejor modo. Que elijas tus juegos y elijas bien, que juegues a tu modo y juegues con todo. Que si se requiere, cambies de personaje y de paisaje.
La vida a veces pareciera que nos juega en contra, pero yo se que no es así, no nos juega en contra, nos confronta. Nos enfrenta, pero hey, un buen juego requiere de eso de vez en vez. Así hay juegos, unos más ligeros, uno mas rudos, unos más de pensar y otros más de saltar, y cada uno con una menta en común:
acercarnos a quien somos en verdad.
O eso quiero pensar. Al final, somos el juego, el jugador y el jugado.
Te quiero mucho, y quiero que juguemos a vivir. Si quieres hacerlo conmigo, te dejo el link al Challenge gratis que estoy haciendo sobre esto. Y un capitulo de mi podcast al respecto.
Feliz inicio de mes, por un Septiembre de juegos ganados.
Love, Abner