Creo que todos nacemos con un jardín interno invisible
Y no importa cuán roto estemos por dentro, cuanto dolor hayamos atravesado ni cuantos inviernos en la piel hayamos acumulado
Ahí, en un rincón que nadie más mira, las flores siguen brotando. El jardín interno con el que todos nacemos, persiste en el tiempo.
Algunas personas tienen girasoles en el ombligo, otros tienen peonias en la nuca, otros rosas en el pelo y otros jazmines en las manos.
Las flores no se ven, pero se sienten cuando nos aproximamos.
y aunque haya mil inviernos
y la vida te arranque pétalos
aunque pierdas la fe y la tierra
aunque sucedan novecientas noventa y nueve cosas, mil veces habrá flores
porque lo único que el alma no olvida nunca, es como volver a florecer.
—Abner
GRACIAS!!!!! que belleza este texto