Los domingos solían ser de mís días menos favoritos. Más que los lunes. Nunca odie los lunes, odiaba los domingos, que eran el aviso del inicio de la semana. Y en aquellos años odiaba iniciar la semana. Odiaba ir a la escuela, a clases que no elegiría por mi mismo ni porque me pagaran, con personas que realmente no me agradaban, a memorizar datos que sabia no me servirían.
He de confesar ya olvide el 80% de ellos.
Hoy mis domingos son distintos. No diría que es mi día favorito, sigo aprendiendo a verle lo bonito. Suelen ser días tranquilos, y con eso puedo trabajar para hacernos amigos. Este domingo se siente diferente, no por algo en especial, ni racional, quiza por algo más espiritual.
Inicie el día yendo por café helado y cambiando de celular. Transfiriendo todos mis datos al nuevo. Y me detuve a pensar si realmente quería pasar todo tal cual. Me quede pensando un momento eso, era más fácil que hacerlo todo manual. Ni siquiera sabia que información iba a pasar, hacia meses no revisaba mi celular.
Más de 1000 fotos y videos. Desconocía el 95% de ellos.
Elegí limpiar mi antiguo celular antes de pasar información, navegue por mis fotos y videos, y que sorprendente es no reconocerte. Imágenes de hace tres años que se sienten como tres vidas. Conversaciones con personas que ya no forman parte de mi vida. Canciones que ya no se sentían cómo mías. Me alegre de hacer la tarea manual, definitivamente había muchas cosas que ya no quería conservar, y menos pasarlas al nuevo celular.
Mi celular pasado es un modelo más grande y llamativo, de color vibrante y exclusivo. El nuevo que elegí es más pequeño de tamaño, de color negro y elegante. Con más potencia, más resolución, mas memoria y más luz. Con una funda transparente y resistente, la otra era negra y cubría el rojo vibrante. No pude evitar pensar que de algún modo ese era yo. No porque uno sea mejor que el otro, pero uno se siente mas alineado a este presente. No sé bien qué momento sea ese, sigo en en el espacio de las transiciones. Pero podría decir que es un momento más transparente, donde ya no busco o trato de cubrirme o achicarme, solo quiero ser y mostrarme. Alguien me dijo que por qué elegía un tamaño más pequeño si ya tenia un gran modelo. Y algo así se siente mi vida últimamente, he dejado ir muchas cosas, muchas personas, muchas historias, algunos por fuera me dicen que antes tenia más, que yo era más.
Más amigos, más fiestas, mas historias. Pero yo sé, que para mí, menos es más. Y no porque elija la carencia, sino porque elijo lo que suma y pesa. Y qué pesa de la buena manera. No necesito mil fotos de lugares y personas en donde ya no me encuentro. No necesito el color más exclusivo, solo ser yo mismo. No necesito un gran tamaño o altura para demostrar nada. Porque ya nada de eso me importa. Últimamente he descubierto que me importan pocas cosas, pero cuanto importan esas pocas. Y solo quiero más de ellas.
También limpie mi closet y ropa vieja, que planeo regalar a alguien que le pueda servir y cobijar. Y también tire viejos papeles, y basuras ambulantes y un par de creencias limitantes.
Porque algo viene, sé que es. Porque llevo años imaginándolo y soñandolo. Un viejo sueño que nunca me ha dejado, que algunas veces daba por muerto pero siempre ha regresado. Y me asusta, de lo enorme que es. Y me mueve de lo hermoso que puede ser. Y me emociona quien tengo que ser para llegar a él. Y como en mi celular, hay muchas cosas e información que no quiero pasar. Hay cosas que se tienen que quedar. O borrar. Porque hay cosas de mi que no quiero que se muden conmigo. Y no porque vaya a cambiar todo lo que soy, pero quiero dejar espacio para descubrir quien sere allá a donde voy.
Que magica la vida que nos da la oportunidad de soñar, y entre sueño y sueño de cambiar, porque si algo tengo claro es que una misma versión de mí no puede todos mis sueños cumplir. Mis sueños cambian y crecen, y me toca a mí hacer lo mismo. Y esa es una magia, el espacio del intermedio para acomodarnos. Y cuando llegue el momento, recibir del mejor modo el sueño y el regalo.
¿Quién tienes que ser para vivir lo que quieres vivir?
Domingos de cafés frios, mudanzas de celulares y de viejas pieles.
Love, Abner