6:58 am
Me levantó un sueño extraño, intento cerrar los ojos pero no puedo.
Busco mi celular y mis audífonos (perdón gurús del wellness)
Veo mi ventana, el cielo pintándose de azul celeste, poco a poco la luz emerge, en este proceso que nadie apresure
Solo sucede
Así me siento últimamente y me siento afortunado. De haber estado sentado en un cuarto oscuro, y no con tintes negativos, sino profundos. Un cuarto oscuro, quieto, tranquilo; viendo por la ventana esperando a que amanezca.
Soy el cuarto, la oscuridad, el cielo y el amanecer.
Y por extraño que suene, quizá una parte de mi se ha acostumbrado a ese cuarto. A esa oscuridad, a esa frialdad. Mi cueva, aunque de a ratos pequeña, segura.
la luz llega.
No de golpe, no abrí los ojos y ahí estaba. Estuve acá para presenciarlo, el cambio en el cielo. Segundo a segundo.
Hay procesos así, otros donde solo te levantas y ya está iluminado y todo pasó. Y habrá otra otros donde no dormirás, te sentarás y tocará ver por la ventana, como segundo a segundo, se hace el día.
Así que si, cuando alguien me pregunte sobre cómo amanecí, sobre este nuevo cielo en el que me convertí, no le contaré de las aves en el cielo, ni en los rayos de sol intensos. Le contarte de la noche
Y de ese cuarto que habite
Y de esa cueva en la que no dormí
Y de esa paciencia que sostuve
Y de mis miedos que vencí
Y de mis sombras que abracé
De mis retazos que reuní
porque estuve ahí. No me dormí. Yo estuve ahí, conmigo, segundo a segundo, minuto a minuto, día a día, viéndome amanecer.
7:07