Esta carta es para Nueva York que me abrazo y es la parte 2 de la carta anterior “romper el circulo”
New York que me jalo, que me llamo y tenia una razón. Nunca creí que caminaría sus calles tan pronto, aunque sí lo soñé por mucho tiempo.
Lo sé, el sueño de venir a NYC, cliché.
Cuando elegí manifestar este sueño, no me imaginaba los requisitos. Siempre supe que era algo “grande”, pero de saber algo a vivir algo, hay mucha vida de distancia.
Siempre supe que me tenia que transformar para llegar. Desde el minuto uno que elegí hacerlo realidad, supe que tendría que cambiar. Las miles de millas que separaban NYC de mi eran más que distancias medible en números. Hoy, esas millas las puedo medir en “yo´s” todos los yo que tuve que ser y dejar de ser.
Creo que la vida no se mide en tiempos para mí, a estas alturas, mi vida se mide en quien fui, mis versiones distintas , muertas y vividas.
NYC pidió más de mi que ninguna otra cosa lo habia hecho. Este sueño empezó como un caos. Primero vino la verdad: se me mostró duro y en la cara lo que aun no sanaba, o lo que juraba ya estaba. Las sombras más ocultas, miedos que ni sabia que existían, todos convenientemente relacionados con la gran manzana. Fue como si me escupieran en la cara todo lo que estorbaba, lo que sobraba, lo que sangraba. ¿Quieres llegar allá? perfecto, aquí están todas tus resistencias. Good luck boy.
Salió el miedo a ser diminuto para una ciudad tan grande, salia el miedo que mi cuenta de banco fuera muy pequeña, a venir solo a una ciudad ten llena de personas, amistades que solo me frenaban. Tuve que ver todos y cada uno a la cara. Y claro, atrevsarlos. The only way out is through.
Lo que no atraviesas, ahí lo dejas. Trata de rodear todo lo que quieras, búscate todos los atajos que puedas, pero he aprendido y créeme, a la vida no la haces wey. A ti te puedes hacer todo lo que quieras, hasta que te encuentras sin opción. Negar o evolucionar.
Creo que lo últimos dos meses hice más trabajo interior que nunca, no salí mucho de mi casa, no vi a muchas personas, estuve conmigo, atravesando miles de millas en mi interior. Siempre he sabido que lo que mueves por dentro se ve en lo externo. Sabia que el viaje al interior se proyectaría al exterior.
Y así fue. De esos dos meses nacieron y murieron muchos yo´s. Y de ellos hubo destrucción. El yo que dijo adiós a quien ya era tiempo porque el yo anterior a ese ya estaba cansado, el yo que vino después, que me abrazo y me dijo: manos a la obra chico. El yo que vino después, que trabajo por convertirse en ese otro yo que soño. Fue entrar a un capullo, muchos pensaron que estaba actuando raro.
“estas cambiando”
“gracias, me he esforzado”
Y sí, las millas viajadas en mi interior se reflejaron. Definitivo: todo lo que sanamos se nos es recompensado. La vida nos paga lo que pagamos. Nos da lo que nos damos. Nos compensa lo que perdimos. Nos regresa lo que dimos, pero distinto.
Creo que todo en la vida es un espejo. Todo. Para el interior no hay espejos de cristal, para eso esta la vida misma, para quien es capaz de observar.
Mis días en Nueva York fueron de cero trabajo interior, eso ya lo había hecho para llegar, ahora me tocaba disfrutar. Porque hey, la sanación se goza. Siempre estamos en proceso pero el proceso tiene momentos, hay que saber diferenciarlos y vivirlos. No es más sabio o sano el que solo medita o se re-programa, el que ve más y más profundo, también lo es el que sabe apreciar Lo que ha hecho, agradecer lo vivido, honrar las cicatrices y gozar las nuevas realidades.
Nueva York ha sido el espejo más grande frente al que me he parado.
Me recibió y estuve con alguien que se emocionaba de mi llegada, que ansiaba conocer más de mí y convivir, que me trato como si nos conociéramos de toda la vida y me hizo sentir como en casa misma. Sé que eso paso porque he aprendido a amar mi esencia y presencia, a tratarme con amor y respeto y a saberme como mi casa en esta vida.
Estuve lleno de “suertes”, de conveniencias y regalos. Poca gente en los lugares turísticos, metros en tiempo y certeros, extraños amables y sonrientes, muchos me dijeron que era suerte, puede ser, pero yo se que en el interior es porque trabaje para saberme afortunado, para sentirme cómodo recibiendo en la magia.
“La magia es natural en mi vida” ha sido mi afirmación amiga.
Vendí el curso más grande que he vendido hasta hoy, con un grupo de gente hermosa y dispuesta. El miedo a una cuenta de banco pequeña ya no existe. El miedo a una ciudad tan grande ya no existe.
Recibir tanto amor en New York, sé que de ese tamaño ha sido mi sanación.
“¿Qué tanto sanaste?” me pregunto un amigo
“¿Cuanto mide Nueva York? eso.”
Toda mi estancia tuve mucha suerte, por todas las creencias que quite y me decían que yo no era de esa clase de personas. He ganado mas dinero que nunca, por toda la carencia que quite de mi mente y energía. Todo fue suave y amable, por todas las durezas y rudezas que quite de mi alma. Estuve con gente que me trato con tanta gentileza, pues meses antes yo aprendi a amar mi propia presencia.
Nunca un sueño me habia pedido tanto. Pero sobreviví. Salud por nosotros que hemos sobrevivido a algo que mato a una versión de nosotros. Mis techos se volvieron mi piso y con ellos, llegue la cima.
Comi pizza de un dólar que se sintió como la mejor comida. Y vi a mi banda favorita y cante todas las canciones de inicio a fin. Y cruce el puente de Brooklyn y saque una polaroid ahí. Y los ojos se me llenaron de lagrimas y el corazón de “gracias”. Y reí entre tragos hasta las cinco de la mañana. Y vi un atardecer hermoso sobre Manhattan.
Camine millas que se sintieron como centímetros. Bebí cafés helados que se sentían como cálidos. Hable con extraños que se sintieron como viejos amigos. Camine por calles extrañas que me abrazaban. Vi por fuera todo lo que hice por dentro. Y eso no tiene precio.
“Pareces de aqui” me dijeron muchas veces. Y si lo sentí.
Así que gracias Nueva York, iniciaste como un sueño, se abrió ese circulo, en el camino cerré muchos círculos, y cuando a ti llegue, cerré nuestro circulo por donde lo empece. Pero diferente. Abrí un nuevo circulo.
Nueva York, tengo tanto que agradecerte.
Love, Abner
Gracias por compartir tu experiencia. I love you so much.